“Soy Luna Malfatti. Nací el 22 de octubre de 2004, en C.A.B.A y me mudé a La Rioja en el año 2006.
Desde muy chica siempre me leían cuentos antes de irme a dormir y cuando aprendí a escribir, empecé a inventar mis propias historias. Desde entonces no paré”.
Lista de publicaciones:
Aparecían en su cama cuando se levantaba todos los días, brillando como esquirlas de hielo. La Piba las juntaba, una por una, desenredando sus puntas entre los hilos de las sábanas y se las enroscaba en el pelo, espeso y lleno de resortes como si fueran hebillas. La hacían estremecerse de contenta cuando las tocaba y avergonzarse un poco ante sus halagos susurrantes, salidas de voces como de campana agitada por el viento.
Después, salía a caminar por El Pueblo y siempre encontraba a alguien que necesitaba un pedacito de estrella: una viejita encorvada, unos pibitos raquíticos, un hombre con pústulas. Hasta que ocurrió lo imaginable: al verla llegar, la viejita se encorvaba hasta doblarse, los pibitos hundían la panza, el hombre se lustraba las pústulas con aprensión.
Decepcionada, La Piba se quedó con sus estrellas. Cuando El Pueblo se dio cuenta de que ya no pensaba compartir su tesoro golpeó su puerta, embravecido, para exigirle que las devolviera al cielo. La Piba, asustada, intentó, todas las noches, tirar sus estrellas por la ventana como si intentara enseñarles a volar, pero ellas siempre volvían. No importaba si cerraba la ventana, al otro día las estrellas aparecían, pegadas al vidrio como cristales de azúcar. Y El Pueblo se enfurecía y La Piba se desesperaba, porque ya no podía disfrutar de las campanas que la halagaban y que la ponían contenta.
Una noche, La Piba salió a la calle, con todas sus estrellas detrás, como si fueran una estela de hormigas. El pueblo se asustó tanto que no se animó a salir de su casa. La Piba siguió caminando hasta casi perderse de vista. Fue cuando, de improviso, todas las estrellas comenzaron a trepar al cielo en una lluvia ascendente.
La Piba, convertida para siempre en un resplandor, las siguió.
1° lugar en el Concurso de Cuentos, categoría B, Feria del Libro La Rioja 2019.