Paredes Carlos

Poeta, cantautor y sommelier. Nació en La Rioja y el amor por su pueblo lo fue acercando a la lírica de sus mayores; desde ese mirador de la palabra se conecta y vincula con la literatura latinoamericana.

Hacedor de la cultura y comprometido con la realidad social de su época, la obra de Paredes discurre entre el poema y la canción aunque también explora la narrativa.

Publicó los libros “Degustando vino y canto” (2014), “Pircacuna de Coplas” (2015) y “En donde vengo” (2019). Grabó los discos “Ritual de Greda” (2017) y “Un cielo de vidalas” (2018). Su poesía recibió numerosos premios y ha sido publicada en diversas antologías, revistas literarias y de filosofía, a nivel provincial y nacional. Luego de vivir diez años en Buenos Aires, en 2015 se radica nuevamente en su ciudad natal y comienza a trabajar en diferentes proyectos artísticos desde La Rioja.

 

Premios y menciones:

  • 2020 – Primer premio: ARDE LA PAILA EN SU FRESCURA. Rubro Coplas. 1° Concurso de Coplas “Alfonso Carrizo”, Concurso Literario Chaya 2020.
  • 2020 – Segundo premio: VISCERAL. Rubro Microcuento. 3° Concurso de Microcuentos “Te Cuento la Chaya”, Concurso Literario Chaya 2020.
  • 2019 – Primer premio: GRAVEDAD(es). Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2019.
  • 2019 – Primer premio: VOZ DE CARDÓN. Rubro Canción Inédita, Ganadora del Certamen Pre Chaya 2019.
  • 2019 – Segundo premio: AMPLIO CAUDAL DE NOMBRE SIMPLE. Rubro Poesía, Concurso Nacional de Poesía “La Chaya en la poesía riojana 2019”.
  • 2018 –  Segundo premio: DESHIELOS CONGELADOS. Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2018.
  • 2017 – Obra ganadora: EL VOLVEDOR. Rubro Canción Inédita, Ganadora del Pre Selectivo Cede La Rioja para Pre Cosquín 2017.
  • 2017 – Primer premio: AY, LA FALTA DE AGUA. Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2017.
  • 2016 – Obra ganadora: POÉTICA PROCLAMA. Concurso literario “El Pueblo ya sabe de qué se trata”, organizado por el Municipio de La Ciudad de La Rioja por el Bicentenario de la Patria (1816-2016).
  • 2015 – Mención especial: EL CICLO DE MI MADRE. Rubro Poesía, Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero.
  • 2014 – Primer premio: MALDICIÓN; PECHADOR; ARCÁICA MECÁNICA; CONSTRUCCIÓN; DESENCAJO; DISTANCIA; EL MIEDO; HOLA-ALOH; VOY SIN FIN. Rubro Poesía, XXX Certamen Nacional De Los Cuatro Vientos -Poesía y Narrativa Brevey participación de la antología “Letras argentinas de Hoy 2014”.
  • 2014 – Segundo premio: BARRO LENTO; COMEZÓN; SUMISOS ABSTENERSE. Rubro Poesía, XXIX Certamen Internacional De Los Cuatro Vientos -Poesía y Narrativa Breve- y participación de la antología “Homenaje a Julio Cortázar 2014”.
  • 2014 – Segundo premio: ARTESANDO DEL RETUMBO. Rubro Canción Inédita, Tercer concurso de composición de Chayas. Febrero Chayero 2014. Subsecretaría de Cultura y Turismo Municipal de la Ciudad de La Rioja.
  • 2013 – Primera mención: CANSADOS; LA MÚSICA DEL VINO; QUÉ SIGNIFICA LA ALBAHACA; AMBIGUA DEIDAD. Rubro Poesía, XXVIII Certamen Internacional De Los Cuatro Vientos -Poesía y Narrativa Breve- y participación de la antología “Continuidad de las Voces 2013”.
  • 2013 – Cuarta mención: CASI CUENTO DE HURTADO. Rubro Narrativa, XXIX Certamen Nacional De Los Cuatro Vientos -Poesía y Narrativa Brevey participación de la antología “Letras Argentinas de Hoy 2013”.
  • 2013 – Tercer premio: TAMBORCITO DIAGUITA. Rubro Canción Inédita, Certamen de composición de Chayas: Chaya Por los Barrios. Organizado por Diario el Independiente y Radio Provincia.
  • 2013 – Mención especial: SOY VIDALA. Rubro Canción Inédita, Segundo concurso de composición de Chayas. Febrero Chayero 2013. Subsecretaría de Cultura y Turismo Municipal de la Ciudad de La Rioja.

 

Arde la paila en su frescura

«La mecánica del mundo

Es para la alegría”

La sentencia de Moyano

Eligió vivir en Pinchas

 

Amanece despacito

Girasoles de ternura

Se pasea por el patio

Que Ramona su Frescura

 

Esa vaina desde el árbol

Alojita en su mirada

Por la magia de sus manos

Del telar quedó prendada

 

Caminantes de la vida

Les convida la montaña

Por el río de sus días

Un remanso de vidalas

 

En la Paila de la Chaya

Caben todos los sabores

Durazneros y ciruelos

Madurando los amores

 

Ni les cuento de la parra

Su sombrita por la noche

Cuando todos se despiden

Reverdecen los cantores

 

Cada quien tendrá su canto

Cada cual su melodía

Pero en torno de La Paila

Cada copla se convida

 

Primer premio, Rubro Coplas. 1° Concurso de Coplas “Alfonso Carrizo”, Concurso Literario Chaya 2020.

 

 Visceral

Había la necesidad de una palabra. El conquistador no la traía en sus arcas. Le era imposible nombrar el milagro agrario de las cosechas. La celebración visceral de la tierra era un gemido. Lo tribal cruzado con lo sagrado, misteriosamente, carecía de un nombre. Sus escribas ensayaban garabatos y fonemas. Lo intentaron tantas veces. Carnaval. Sonaba bien pero seguía sin alcanzar. Entonces vino el nativo del origen. Puso su grito en celo a oídos del invasor. Desde aquellos días comprendieron, algunos, la vidala, de este tiempo vital. Chaya.

 

Segundo premio, Rubro Microcuento. 3° Concurso de Microcuentos “Te Cuento la Chaya”, Concurso Literario Chaya 2020.

 

Gravedad(es)

I-

Las palabras tienen su peso

He intentado medirlas

Comparar sus formas

Encontrarles la vuelta

 

A veces las digo ligeras

Como un ave quieta

En la rama del viento

 

Otras se me caen

Lluviando

El sentido de las cosas

 

También las hay

Como espesa niebla

No sirven para contar

Sino para sentir

La densa proximidad

De lo ausente

 

Las palabras tienen su peso

Y pueden lanzarse como piedras

 

Desde la infancia aquella

Las traigo en mi uso

Pero confieso jamás

Haber acertado /

Al silencio

 

II

No siempre

El peso de lo dicho

Acierta en el blanco

 

Quise seducir a una persona

Y se enamoraron otras

Me propuse conmover a un amigo

Y la risa le estalló en su rostro

 

Me desvele porque mis hijos

Permanezcan en su inocencia

Sin embargo crecieron

 

Hasta que decidí lo más grandioso

Que mis palabras aborten la muerte

Pero la muerte ya nació conmigo

(Y goza de muy buena salud)

Y crece / a cada minuto me crece

 

En ocasiones me cuestiono

Con qué fin perseverar

En el oficio de las palabras

 

En ocasiones me respondo

Que no lo sé

Entonces /

Leo para creer

 

Primer premio, Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2019.

 

Voz de cardón (Letra y Música: Carlos Paredes)

Voz de cardón me dijeron

Como un halago dichoso

Quién como yo, con su tambor

Porque cantando te pincho

Con mi sentir montañoso

Quién como yo, con su tambor

Pal carnaval soy una flor

Siga que siga la rueda

Con este canto contento

Quién como yo, con su tambor

Que si mañana me muero

Lleven mi canto al entierro

Quién como yo, con su tambor

Pal carnaval soy una flor

 

Dicen que canto picante

Dicen que canto muy fiero

Quién como yo, con su tambor

Digo que midan su canto

Cuando les nace del pecho

Quién como yo, con su tambor

Pal carnaval soy una flor

 

Eche su copla compadre

A qué ha venido sino

Quién como yo, con su tambor

Ponga a un costado el silencio

Saque de adentro su son

Quién como yo, con su tambor

Pal carnaval soy una flor

 

Primer premio, Rubro Canción Inédita, Ganadora del Certamen Pre Chaya 2019.

 

Amplio caudal de nombre simple

En el ancho caudal de tu nombre

Como una crecida marrón

De voces antiguas

Baja desde el inicio

El cobrizo canto de los pueblos

Resonancia de coyuyares

Prendidos al lomo verde del grito

Se alza sobre la tierra

La ceremonia fértil del abrazo

 

Dulce deshielo serrano

Serpentea por la sangre

La memoria musical

De tu nombre simple

 

Como vetas minerales de gesto andino

En las hendiduras de la madera

Entre las fibras calurosas del cuero

Penetra luminoso el silencio de las quebradas

Preñado de tuntunes y tropeles

A estrellarse feliz y definitivo

Contra el verano de los hijos

 

Porque la herencia que somos

Todo cuanto fuimos e insistimos ser

Cabe y recorre lado a lado

Los torrentes desbocados

Del último alarido indio

Chaya / ojo del agua

Naciente del destino

Amplio caudal de sonido simple

Verdecido canto nuestro

En los rituales del origen

 

Segundo premio, Rubro Poesía, Concurso Nacional de Poesía “La Chaya en la poesía riojana 2019”.

 

Deshielos congelados

Pacífico de pie

Olas petrificadas

Abismo erguido

En que los pueblos sencillos

Contemplan sus honduras

Sumergidos de continente

 

Horizonte del horizonte

Las montañas

Presiden el paisaje

Dividen los vientos

Organizan las sombras

Distribuyen la luz

Proveen el agua

 

Y las montañas son

Un cúmulo de sonoridad dormida

Donde el alto misterio del zonda

Del cóndor y los camélidos

Habita en las quebradas

Celosamente custodiado

Entre sus pliegues minerales

 

Y las montañas son

Los músculos de la tierra

Que se alzan sobre ella

Como signos de su fuerza

Como promesa de lo fecundo

 

Y las montañas son

Deshielos congelados

Y cumbres que lo administran

Guardan metal en sus entrañas

Y la furia contenida por el despojo

Lucen la piel de un camaleón

Pero a nosotros nos ofrece

Diariamente

Su tono de azul canción

 

Soberbio conjuro de sonoridad dormida

Montonera de piedras encimadas

Para solo decir un grito avalancha

Replicado al infinito en ecos vivientes

No pasaran

No pasaran

No pasaran…

 

Segundo premio, Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2018.

 

El volvedor (Letra y Música de Carlos Paredes)

Traigo desvelos de allá

Vuelvo gajito de sol

Llego perfume de azahar

Amanecido de amor

Me llaman el volvedor

Como el coyoyo cantor

 

Por éste verde ritual

Me llaman el volvedor

Cada febrero puntual

Traigo mi copla mejor

Me llaman el volvedor

Como el coyoyo cantor

 

Voy arrimando mi voz

Vengo encendido carbón

Llego sediento tambor

Ronquito pero cantor

Me llaman el volvedor

Como el coyoyo cantor

 

Desde la greda frutal

Vuelvo solito y legión

Linaje son musical

Somos ardiente canción

Me llaman el volvedor

Como el coyoyo cantor

El volvedor…

 

Obra ganadora, Rubro Canción Inédita, Ganadora del Pre Selectivo Cede La Rioja para Pre Cosquín 2017.

 

Ay, la falta de agua

Hay la falta de agua

Y hay en abundancia

Tanto que nos desborda la espera

Tanto que nos ahoga

La calma hasta engordar de vacío las tinajas

Hasta dolernos la pulpa

Hasta disecarnos el ánimo

 

Hay la falta de agua

Y el eco de las cisternas

¡Ay la falta de agua!

 

En donde vengo

Los ríos insisten en ser ríos

Entonces dibujan su cauce

Por los contornos de la sed

Y sueñan con que algún día sus gotas de sequía

Alcancen a tocar el mar

 

Esa falta de agua

Nos enjuaga de polvareda el rostro

Hasta lograr el marrón necesario

Hasta que la piel se torne corteza

Hasta que por fin seamos monte

Para volver a la raíz

Una y otra vez

Volver a la raíz

Como un espasmo vital

Único modo de sobrevivir

En esta carencia poblada

Volver a la raíz

Como a un aljibe hondo

Como a una fuente diurna

Volver a la raíz

Como a una vertiente desierta

Como a una acequia de noche

 

Volver a la raíz

Como a un paraíso de muerte

Donde es posible la vida

 

Primer premio, Rubro Poesía, Concurso Feria del Libro La Rioja 2017.

 

Poética proclama

“Seamos libres

Que lo demás…”

Ya lo hizo San Martín.

 

Hermanos y hermanas

Nadie nos pide cruzar la cordillera

Combatir en Obligado

O cualquier otra proeza

 

Sólo asumir la independencia

Que recibimos en herencia

Con la democracia entre los dientes

Y la memoria ilesa

Tomar la posta

Ejercerla

 

No podemos desoír lo que somos

Hay una historia que nos atraviesa

 

La libertad está jugada

Y la independencia será

Una construcción colectiva

Necesaria y cotidiana

 

 

 A mi madre y su infatigable ternura

 

Obra ganadora Concurso literario “El Pueblo ya sabe de qué se trata”, organizado por el Municipio de La Ciudad de La Rioja por el Bicentenario de la Patria (1816-2016).

 

Ciclo de mi madre

Cuando todo duerme:

La cocina bosteza su bienvenida,

Se desperezan las hornallas…

Ella echa sus primeros rezos,

Un estar en el jardín y luego la fajina.

Boinas, helechos, albahaca,

Con ese antojo colorido

De hortalizas soñadas.

 

Recién entonces, todavía de noche,

Mi madre despierta el alba,

Enciende el sol,

De un empujón pone a andar la vida

Y comienza una nueva jornada.

 

Entre jaculatorias y ollas mágicas…

Aunque sobre el hambre en el mundo

O precisamente por eso,

Anda curando las heridas

Con un mate suave

De leche y manzanilla.

 

La siesta es tan sagrada como su plegaria.

 

Por la tarde,

Reuniones, velorios, compromisos,

Nacimientos, partidas.

Mas no hay vecino enfermo

Que le escape a su visita.

 

Que un hijo que la nieta.

Que un nieto que la hija.

Que esto que aquello.

 

Con el cariño a flor de piel.

Con el gesto siempre atento…

La capilla, las amigas,

Sigue la rutina

Entre mate y manzanilla.

Por la noche,

Poco antes del Amén,

Inventa una nueva fuerza;

Ordena la casa, apaga las estrellas.

Vuelve al cuarto, busca un lugar

Junto a la memoria de mi padre,

Lo abraza, le cuenta.

Hasta que por fin se entrega al descanso breve

Para que todo vuelva,

En pocas horas,

A curar las heridas

Entre mate y manzanilla.

 

Mención especial, Rubro Poesía, Premio Nacional de Literatura Tres de Febrero.

 

Maldición

Maldita sea la queja,

La maldigo ahora y siempre,

Porque en este preciso instante

Me obliga a quejarme de ella.

No soporto

Que en mis labios aparezca

Pero mucho menos

En boca ajena.

Queja, quejosa quejumbrosa.

Lamento mal hecho

Por un corazón insatisfecho

Gemido hiriente, altanero;

Fuga de energía

Sin ningún provecho.

Alarma de desdichas

Que se enciende día a día.

− El camino del reproche

Conduce invariablemente

Por senderos infinitos,

Tan frecuentados como infecundos…

¡No la soporto!

He de maldecirla ahora y siempre.

[Y en este lúcido momento

De liberación osada,]

No sólo me quejo

¡La condeno!

En un nuevo intento

De palabras gastadas,

A morir en su propio descontento

Tan lejos de mí mismo

Como yo mismo

Pueda hacerlo.

 

Pechador

El poema pecha, puja por salir,

Desde lo más hondo del asombro,

Ya por amor, dolor o júbilo…

Transitan formas errantes

De sonidos y lenguajes.

Asoma, se manifiesta;

Como un destino de ser dicho,

De ser oído o leído.

Por una multitud,

Por una persona.

Da igual,

El poema es siempre el mismo,

Ante un auditorio repleto

O ante el susurro de un solitario eco.

El poema es poema

Aquí y donde sea.

Refundando lo creado.

Denunciando lo indebido.

Un asombro Un erizo

Ser dicho Su destino

 

A las asambleas de La Rioja, por su lucha pacífica y tenaz

 

Arcaica mecánica

Tan miserables como faltos de ingenio…

Si supieran lo que generan cambiarían de estrategia,

Pero las pocas luces que alumbran

Los bolsillos oscuros de sus madrigueras pensantes n

O se los permite.

Pues este tipo de atropellos

No hacen más que validar la lucha.

Y nuestra gente,

La que pone el cuerpo (a las balas) en las asambleas

Se apasiona más aún.

Y sus banderas,

Que son las nuestras, flamean más fuerte y más alto,

Sobrevolando como siempre a tanto

Intendente o gobernador o presidente

Que andan dando vueltas por la historia.

¡Miserables y faltos de ingenio!

Cuando empezás a incomodarlos

No sólo procuran el desánimo y las divisiones

Sino que también buscan tu desprestigio.

Plan B, reprimir.

Es el mismo mecanismo, eterno,

Tan imbéciles son

Que ni siquiera pueden incorporar una variante

A esa arcaica mecánica.

Lo que no saben ni sabrán

Es nuestra Victoria,

La dignidad no tiene precio.

Mucho menos si se ha decidido nunca bajar la cabeza

Para sostener la mirada a nuestros hijos

Hasta el último respiro.

 

Construcción

Cuando lo que existe

Deja de existir

Al cabo de un tiempo

Cabe la pregunta

¿Alguna vez existió?

El olvido declara su rotundo no

Pero la memoria argumenta en su favor:

Lo que fue es en lo que soy

Y puedo ser…

 

Desencajo

Albedrío derramado en acciones mecánicas

Destino inconcluso en el germen no fecundo

Oquedad resplandeciente en la gran ciudad

Aromas incompletos de cocinas rápidas

Amanecer del futuro en el pasado más remoto

Linchamientos

Testigo veraz del auténtico desconcierto

Enrejado de pánico bloqueando lo fraterno

Despojos periferia márgenes centro

Adentro afuera

Linchamientos

Desencajo por las arterias incomunicadas

De los sueños más soñados por todos

Ruinas

¡Shhh! shh

Se oyen sollozos

Lagartijas de luz husmeando en las grietas

Refucilos de ternura anuncian la tormenta

Las fisuras ceden poco a poco

Contracciones

Nuevo mundo

Por parir

 

Distancia

Vengo de la noche brillante de tus ojos negros

Hasta el refugio sonoro de tus besos

Colorido recorrido en que me quedo

Demorando el tiempo lo más que puedo

Transito tu mirada como un espejo

Desde mi cálido suspiro hacia tus senos

Exquisito colmenar donde beben mis deseos

Voy por tu cadera

Magnífico arte del barro primero

Y sigo el andar de tus dedos

−escalofríos−

Que acarician mi breve cielo

El de un soñado desvelo

Desnudos de distancia

Juntos de nuevo

 

El miedo

Merodeando en las praderas de la sangre

Agazapado y al acecho

Como una fiera hambrienta

En el helado cálculo del salto

Y la inmovilidad de la presa

Con la baba del espanto

Chorreando su colmillo más letal

Sospecho su respiro cerca

Demasiado cerca

Algo me sugiere la inacción

Si me detengo

Quedo al alcance

Y me desgarra por completo

 

HOlA−AlOH

Como un espejo agradecidO

desde el otro extremo de la utopíA

esbozo una respuestA

a milenios de occidental grafíA

desde este punto del papeL observo en perspectivA

el océano en blancO

donde naufragaron los escribaS

un día desperté aquÍ aún no sé cómo llegué a la orillA

pero me siento a gustO

siempre supe andaR

en los márgenes de la vidA

por eso lanzo mi botellA

a las profundas aguas de la osadíA

para mantener el cíclico dialogO

con milenios de occidental poesíA

muelle inciertO

paloma perdidA

continuidad de las voceS

en cualquier geografíA

 

Voy sin fin

Me pierdo en una idea, me dejo llevar.

Siento crecer con ella, voy.

Luego son muchas, se multiplican.

Sé lo que digo y no lo sé.

Es confuso, pero su musicalidad me guía.

Las palabras tienen música, sí.

También su armonía.

Y se eligen entre ellas

como si en algún lugar de sus sílabas

guardasen vida.

Desconozco su influjo, pero fluye.

Nada sé de su origen, pero mana.

Aunque no siempre,

sólo apenas cuando le da la gana.

Sigo perdido, cada vez más.

Ignoro el destino pero voy, sigo.

No me detengo, casi somnoliento, mecido por su acompasado ritmo.

De repente llegué aquí sin darme cuenta.

Igual lo quise, lo quiero.

Prefiero este delirio de andar a tientas

montando palabras tercas,

seguir su antojo desprolijo

su libertad

prefiero eso,

lo elijo antes que…

 

Barro lento

Qué racimo de estrellas

dirá la noche que no nos vea

Qué puñado de arena eterna

marcará el tiempo de la espera

 

En qué barro lento

buscaran mis pies tus huellas

Cansados de andar la tierra

tras la sorda voz de tus venas

 

En qué memoria sin consuelo

tu ausencia será recuerdo

Esperando y esperando…

la hora incierta del encuentro.

 

Comezón

Una sutil tristeza

se ha infiltrado en mis venas.

Sé que me habita por dentro,

aunque disimula su presencia.

Intuyo su espanto.

Una comezón imposible de rascar,

va llagando mi existencia.

Consume mis días

con laboriosa paciencia,

lo mismo que una hormiga,

el verde follaje de una selva.

No sé cómo o de qué manera

pero hasta mis dichas y alegrías

han aprendido a convivir con ella.

Temo que con el tiempo,

esa ingeniosa tristeza,

se vuelva más familiar a mi ser

que mis propias venas.

 

Al pueblo que hizo recular a tres multinacionales y su séquito de políticos funcionales. A las mujeres que iniciaron y, aún hoy, sostienen la lucha.

 

Sumisos abstenerse

Vibra la tierra caliente.

Estallidos de greda herida

por el andar de valientes

dejando huellas de vida.

Voz esdrújula

resistiendo imperios,

grito enrojecido

custodia montañas y sueños.

Coraje sin límites.

Honor sin obsecuentes.

Victoria sin triunfos.

Sumisos abstenerse.

Porque este tiempo

nos ha madurado

una nueva y sentida copla,

que se oye

en el más sediento de los gritos:

¡El Famatina No se Toca!

 

Artesano del retumbo (Letra: Carlos Paredes – Música: Juan Arabel)

A la sombra de un lapacho

Yo la he visto a la copla

Florecida en el canto

De Rodolfo “Tubo” Moya

Artesano del retumbo

Y las cajas decidoras

En que viejo ceibo lejos

Se aquerenció tu pecho

Tallando en el retumbo

La hondura del silencio

Para cubrirnos cada hueco

Con el vibrar del pueblo

 

Artesano del retumbo

Caja y bombo tu mirada

Repicando horizontes

Por paisajes vino y chaya

Con tu voz quebracho blanco

Ardiendo en la vidala

 

Por tu oficio de cantor

Con la luz de los lapachos

Copla por copla la vida

Ya se queda a tu costado

Amañada en la chirlera

De un tambor enamorado.

 

En que viejo ceibo lejos

Crece un cauce de latidos

Ritual que nos congrega

En el canto colectivo

Renovando la esperanza

De un tiempo sin olvidos.

 

Por tu oficio de cantor

Con la luz de los lapachos

Copla por copla la vida

Ya se queda a tu costado

Amañada en la chirlera

De un tambor enamorado.

 

A Julián y nuestra pequeña resistencia.

A Gloriana, y la dichosa memoria de su padre, Don Armando.

 

 

Cansados

Una vez más.

Cansados de la sonrisa forzada y la preocupación fingida.

Cansados del atropello disfrazado de cordura y decencia

con que suelen manipularlo todo.

¿Qué cosa sabrán creerse?

¿Quién les habrá metido en la cabeza

que son superiores a nosotros?

El ninguneo es el arte de cagarse bien en el otro,

y hay personas que lo ejercen a la perfección,

como una sacralizada profesión o quizás, una ¿vocación?.

¡Qué tamaña esquizofrenia los embriaga

para que además, se crean buena gente!

Cómo es posible que los obsecuentes de siempre

no huelan semejante putrefacción.

Ellos que están enfermizamente cerca,

¿no los incomoda, no les importa?

¿Será que con el tiempo uno se acostumbra?

Porque en verdad huele,

se siente mal esa cómplice proximidad.

Convivir con esta gente puede llegar a enfermarnos también.

Tal vez, los sumisos obsecuentes de hoy

fueron los rebeldes disidentes de ayer, tal vez, tal vez…

Por eso es que no debemos recular,

no podemos permitirnos enfermar de mansedumbre

porque la muerte será aún más cruel.

Mucho más triste y cruel, para quien se muera de manso…

Pero ¿Qué hacer entonces

con el insoportable hartazgo,

con este pesado cansancio de bronce?

A lo mejor, como el Peatón de Tejada Gómez;

andar, diciendo pequeños No,

pequeños, pero ¡feroces!.

 

 

La música del vino

¿En qué tonalidad impacta el vino

al dejarse caer en la copa?

¿Será mayor o menor

el modo de sus acordes?

Deliciosa musicalidad vinosa

que nos hace agua la boca…

Misteriosa fluidez que condensa

en un sólo trago,

¡tanto trabajo, cuánta historia!

Epifanía ardiente

de lo humano y lo divino,

latente en el sereno reposo

de las vasijas;

para estallar luego,

armonioso de vida,

en las bocas ¡sedientas de alegría!.

 

 

Qué significa la albahaca

A veces me preguntan:

(allá lejos)

¿Qué significa la albahaca?

Entonces mis ojos

se nublan en lágrimas;

de esas, que duele contener,

aquellas, que abruman la distancia.

 

¡Cómo explicarles

que es todo y es nada!

La sencillez de un yuyito.

Seducción de un aroma.

La fuerza de una tradición.

Gualicho verde que enamora.

Un chango entreverao.

Una chinita mojada.

Ternuras de mi pueblo.

En siestas desveladas.

 

Sigilos en la oreja,

de chayas y vidalas

¡La Rioja entera

florecida en esperanzas!

¿Pero cómo terminar,

si aún no empiezo?

O ¿cómo empezar

si es todo y es nada?

 

¡Y todavía me preguntan

qué significa la albahaca!

 

Sigilos en la oreja, digo,

de chayas y vidalas

¡Un pueblo entero, señores,

florecido en esperanzas!

 

 

Ambigua deidad

Si la lluvia no fuera

húmeda palabra que besa

la tierra sedienta,

jamás lo verde

hablaría de fiesta.

Aunque también, a veces,

descarga furiosas dagas

como de blanco fuego;

cortando en el aire los sueños

con el agua filosa de miedos.

Sutil y tormentosa,

letal y cariñosa.

¡Cuánta preñez brotando

de una vigorosa gota…!

Lluvia poderosa

que de sólo poder, nos moja.

− Empapado de vida

escucho mi suerte,

susurrándome al oído

su antojo de muerte.

¡Antigua deidad ambigua!

Tan frágil como fuerte,

en tu pila bautismal,

de principio a fin: la vida y la muerte.

 

Casi cuento de Hurtado

Estaba sentado en el banco de una plaza… Ramón Hurtado era un reconocido cuentista, altamente valorado por la crítica de su reducido círculo familiar, en un breve pueblo del interior de la provincia de La Rioja. Recién llegado a Buenos Aires, con mucho entusiasmo y en busca de nuevas posibilidades, tenía que hacer tiempo (si acaso eso fuera posible) para su próxima entrevista de trabajo y se le ocurrió escribir, su pasatiempo preferido. El clima era favorable para la aventura que se propuso. Todo conspiraba. El sol se derramaba generoso sobre su rostro, iluminando el papel y sus pretensiones literarias. Una suave brisa cómplice procuraba que las dádivas del astro fueran más diáfanas que ardientes, lo cual hacía todo más agradable. Todavía no habían dado las dos de la tarde, la gente caminaba relajada disfrutando del buen tiempo. Los turistas, al pasar, ofrecían una deliciosa música de fondo conversando entre ellos con los más variados acentos de los que es capaz el ser humano. La primavera asomaba en todo su esplendor, armoniosa y seductora como cada año cuando, de repente, el tiempo se detuvo. También la primavera y, desde luego que la gente, los turistas y su musicalidad al hablar. Todo alrededor quedó inmóvil, cuando un muchacho probablemente más joven que Hurtado, aunque notablemente desmejorado, como si muchas vidas hubiesen transitado por ese mismo cuerpo, se acercó y le dijo:

-¿Sos creyente?

-Sí, claro –respondió después de unos segundos de exhaustiva introspección.

-¿Me das dinero entonces? Porque quiero comer.

-No tengo dinero –exclamó dubitativo- es más, ni siquiera yo he comido aún.

-¿Me puedo sentar?

-Sí, sí, claro –mientras sospechaba en sus adentros que el cuento que había comenzado con tanto entusiasmo se vería interrumpido, o al menos demorado.

-¡Así que no almorzaste todavía! yo te puedo ofrecer algo para que comas -dijo el extraño visitante- Mientras asomaba de su bolsillo un fierro antipáticamente tímido, que muy gentilmente, quiso mostrarle.

Hurtado no entendía muy bien lo que sucedía. Ya no le interesaba inventar una historia y se esforzaba por comprender la situación que estaba viviendo. No había nadie en la plaza, el mundo se mostraba deshabitado, sólo ellos dos sentados en un banco. Y el filo de lo eterno haciendo un tajo en ese pedazo de tiempo, como queriendo quedarse.

Vaya uno a saber si está cargada. Quizás no. De ser así, bueno sería tenerlo como compañero de truco, porque ni en sus ojos ni en su voz la mentira se devela.

-Apuráte, dame la guita. Dale. ¡Dale! -el tono de voz de aquel extraño empezó a cambiar hasta lograr un perfecto maridaje con el secreto que escondía en el bolsillo de su campera, pero no gritaba, y se preocupaba de no gesticular demasiado porque el mundo se había detenido para Hurtado, no para él.

– ¿La facultad de Derecho está cerca de aquí? – Asomó la pregunta de una joven muy linda y bien arreglada, con apariencia de futura abogada o jueza de la nación quizás. Pero se veía demasiado precoz como para mediar en este momento, por lo que Hurtado se quedó callado.

-No somos de aquí flaca – apresuró en responder el extraño- pero seguí derecho, cruzando el puente, todos van por ahí.

Casi inmóvil ya, el riojano se resistía a creer lo que estaba sucediendo. Sólo tenía cincuenta pesos en su billetera y le quedaban por transitar unas semanas muy largas todavía. Dando por descontado que la entrevista de trabajo, que aún lo aguardaba, sería un éxito. Algo tenía que hacer:

-Mira, sólo tengo el celular –atinó a decirle- si te sirve te lo doy.

-Bueno ¡dale, dale!

-Pero espera que le saque el chip.

Hurtado recordaba una conversación con sus amigos, en aquel breve pueblo que ahora parecía más lejano que nunca, sobre lo peligroso que podía ser que todos los datos y contactos telefónicos caigan en manos de un extraño.

– ¡Dale, dale, metele. Dale y no te hagas el piola, que en un minuto cae la cana y se pudre todo!

Entonces siguió pausado y más tranquilo, porque muy dentro suyo intuía: si todavía no disparó, no lo va hacer nunca. Se quedó con el chip y le entregó el celular. El extraño se puso de pie, se disponía a retirarse, cuando Hurtado le preguntó:

– ¿Cómo te llamas?

– No tengo nombre.

-Eso no es posible, todos tenemos un nombre.

-Es verdad, cabeza, alguna vez tuve uno pero ahora no. Me lo robaron hace dos o tres generaciones (tal vez cuatro), casi no lo recuerdo, junto con el trabajo y algunas cositas más. Pero me voy, cabeza, no tengo ganas de hablar ni quiero perder tiempo, ¡cuidáte mucho! Las ciudades grandes son un poco peligrosas.

Estas últimas palabras quedaron resonando en el aire. Lo veía retirarse. Su espalda se achicaba de a poco, hasta perderse por completo… Recién entonces me levanté y me fui, era hora de la entrevista.

A las divinidades diaguitas y su resonancia en mi tambor

 

Tamborcito diaguita (Letra y música: Carlos Paredes)

I

Que misterio tu sonido

Como relincho de Llastay

Estridencia que conmueve

Como alegría de Pujllay

Hasta el eco te respeta

Como relincho de Llastay

Si te lleva y te devuelve

Como alegría de Pujllay

La Pachamama te escuchará

Y Huayrapuca te llevará

La Yacurmana refrescará

Tu cuero viejo para chayar

Tamborcito, no te calles…

II

Recitado:

Testigo sos de los tiempos,

Más que instrumento compañero,

Del Diaguita en su momento,

En nuestros días del chayero.

No te calles tamborcito

Desde antaño y en febrero

Engüalichame con tu encanto,

Pa` volverme vidalero.

 

III

No te calles tamborcito

Como relincho de Llastay

Vidaleame la memoria

Como alegría de Pujllay

No me dejes sin la historia

Como relincho de Llastay

Del diaguita y su gloria

Como alegría de Pujllay

La Pachamama te escuchará

Y Huayrapuca te llevará

La Yacurmana refrescará

Tu cuero viejo para chayar

Tamborcito, no te calles…

 

IV

Al golpearte me revelo

Como relincho de Llastay

De la suerte que me toca

Como alegría de Pujllay

Y cantando me desvelo

Como relincho de Llastay

Con las coplas que me brotan

Como alegría de Pujllay

La Pachamama te escuchará

Y Huayrapuca te llevará

La Yacurmana refrescará

Tu cuero viejo para chayar

Tamborcito, no te calles,

Tamborcito…

 

 

Soy vidala (Letra: Carlos Paredes – Música: Matías Ortíz Sosa)

Soy vidala busco el cielo

Parche dentro de los cueros

Soy vidala vuelo lejos

Grito afuera lo que siento

 

Soy vidala sigo el sol

Calladito de un amor

Resonancia del dolor

Es la fuerza de mi voz

 

Soy vidala donde vaya

¡Soy la vida, la vidala!

Del recuerdo siempre vuelvo

Procurando tu consuelo

 

Recitado:

Originaria de esta tierra

Mi cadencia se despliega

Cuando el parche me sacude

Sus secretos de chirlera.

Canto fuerte digo lento

Voy sin miedo como pienso

Aire triste por momentos

Jubilosa cuando quiero

 

Soy el grito de aquel indio

Que mataron en el cerro

Sobrevivo en el silbido

Memorioso de un abuelo

 

Soy rescoldo siempre vuelvo

Mismo fuego leño nuevo

Soy el sueño que va ardiendo

Cuero adentro de mi pecho

 

Soy vidala donde vaya

¡Soy la vida, la vidala!

Del recuerdo siempre vuelvo

Procurando tú consuelo