Durante el mes de diciembre del 2020, el Gobierno de La Rioja, a través del Ministerio de Turismo y Culturas y la Secretaría de Culturas, realizó una convocatoria abierta para participar de la 2da Edición de la Feria de la Danza “Expresión de identidades”.
La Feria de la Danza está pensada como un espacio de participación y encuentro, donde la capacitación y promoción de la danza en todas sus expresiones es el objetivo. Trabajadores y trabajadoras independientes, colectivos, organizaciones y agrupaciones del ámbito de la danza riojana participan de los diferentes encuentros y actividades. Una de las convocatorias de esta Feria fue “Producciones Escritas”, la cual apuntaba a reconocer la escritura circunscrita al campo de la danza, considerando diversas naturalezas de presentación como: poética ensayística, investigación en artes, investigación creación, investigación poética, poesía visual, crítica, comunicación y afines.
El jurado a cargo de la evaluación de las obras presentadas estuvo compuesto por Miriam Corzi, Nicolás Vera y Bruno Van Assche.
Durante el mes de marzo y abril compartiremos estas producciones, en esta oportunidad tendremos el agrado de leer “El legado de Pina” por Adriana Nazareno.
«El legado de Pina» por Adriana Nazareno
A más de diez años de la desaparición física de Pina Bausch, la célebre creadora alemana, es reconocida, como el ícono mundial de la Danza-Teatro de todos los tiempos.
Ya a fines del siglo XIX, comenzaron a surgir nuevas tendencias en el ambiente artístico, impulsadas por las contradicciones entre lo que expresaba el Arte de ese momento y la realidad que se vivía. Los efectos de las guerras, la crisis económica mundial y acontecimientos sociales y políticos muy influyentes, fomentaron el desarrollo de nuevas concepciones apoyadas en la ruptura de los moldes tradicionales, como respuesta a la demanda existencial del hombre contemporáneo. Es a partir de entonces donde comienzan a esbozarse los primeros intentos de fusión de diversas manifestaciones artísticas que derivaron en movimientos denominados bajo el término “vanguardia”, que intentaron sugerir alternativas a la expresión creadora.
Una de esas alternativas fue el nacimiento, en pleno siglo XX, de este nuevo género llamado Danza -Teatro, que, como toda nueva expresión, aún, a más de medio siglo de sus orígenes, camina sobre un terreno poco definido, tan ambiguo y confusamente explorado que nadie puede precisar con exactitud las facetas que lo identifican y distinguen de otras manifestaciones artísticas o de las propias fuentes que lo generaron: la Danza y el Teatro. Los puntos de convergencia y las fronteras que separan y/o unen a sus dos fuentes, caracterizan esta forma de expresión como un género artístico con autonomía propia y manifestaciones particulares que lo identifican.
Nacida en Alemania en 1940, en plena guerra mundial, Pina Bausch inició sus estudios en la escuela Folkwang de Essen fundada por Kurt Joos. Posteriormente, gracias a una beca, continuó sus estudios en la Juilliard School en Nueva York, donde tuvo maestros como Antony Tudor, José Limón y Paul Taylor. De regreso en Alemania, en 1962 formó parte de la Folkwang Ballet Company, invitada por su antiguo maestro Kurt Joss donde se desempeñó como asistente, solista, coreógrafa y luego sucedió a Joos como Directora Artística. En 1972, asumió el cargo de directora del Wuppertal Opera Ballet, que más tarde ella misma re-nombraría como Tanztheater Wuppertal, en el que se desempeñó, desde 1973 como coreógrafa, logrando un amplio reconocimiento internacional bajo su dirección.
Fue testigo de una época desgarrada de posguerra, con conflictos sociales y políticos, en plena posmodernidad, donde los cimientos culturales desaparecieron dando lugar a nuevas construcciones. Por su afán rupturista, se posicionó en la vanguardia del arte escénico del siglo XX, desde donde, reinventando las ideas primigenias de la danza, actuó impulsada por un deseo de modificar los modelos canonizados del “cuerpo ideal” para mostrar una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiere un enorme poder trasgresor. Según sus propias palabras, crear era como “irse de aventuras, sin mapas ni brújulas”.
Con una gran sensibilidad estética, junto con sus bailarines y colaboradores artísticos (entre ellos el diseñador polaco Rolf Borzik que se convirtió en su esposo y con quién trabajó hasta su muerte en 1980) creó un total de cuarenta y cuatro piezas.
Durante treinta y seis años, Pina fue el motor creativo del Tanztheater Wuppertal. Sus propuestas artísticas siempre provocaron una extraña oscilación entre el amor y el odio, la admiración profunda o el más rotundo rechazo.
Sus creaciones, rara vez tuvieron correspondencia con los cánones de belleza comunes al arte escénico de su tiempo. En la década de los setenta, mientras la danza tradicional continuaba utilizando códigos preestablecidos influenciados por diferentes técnicas, Pina presentaba sus primeras obras catalogadas como “óperas-ballet”. En la década posterior comenzó a consolidar el lenguaje y los códigos que la caracterizarían como la principal referente de un nuevo movimiento que se etiquetó como “Danza-Teatro” (por llamarle de alguna forma a esa hibridación que no podía ser definida de otra manera). Ella rechazaba profundamente el pertenecer a una “categoría” o que su trabajo fuera “rotulado” de tal o cual manera.
“Yo no creo estar dentro de una categoría; yo no quiero estar dentro de una categoría.”
Pina jugó con la organización del espacio en la composición de la danza y las convenciones del tiempo teatral sobre el escenario. A partir de allí generó un lenguaje atravesado por elementos aparentemente dispares y aleatorios que producen un balance interno que le da vida a su propuesta.
Por otro lado, comenzó a indagar sobre la realidad del ser humano, explorando el lado más despiadado y desesperado de la existencia, a través de las sensaciones y las emociones más auténticas. Así sus obras provocaron reacciones extremas y contradictorias. Todas sus piezas tratan sobre cuestiones fundamentales de la condición humana y obligan al público a confrontarse con problemáticas como las del amor y la angustia, la nostalgia y la tristeza, la soledad, la frustración y el temor, la infancia, la vejez y la muerte, la explotación del hombre por el hombre, la memoria y el olvido. Los símbolos que aparecen en sus obras, son resultados de una investigación entre la interacción del gesto, la imagen y el movimiento.
Sus pensamientos más relevantes y provocadores, hicieron de Pina, una referente amada y odiada hasta límites impredecibles por el universo de la Danza y el Teatro de su época y de todos los tiempos:
“No me interesa cómo se mueven las personas, sino lo que les hace moverse”
“¿Teatro o Danza? He aquí una pregunta que, a decir verdad, yo no me hago nunca.”
A más de 10 años de la desaparición física de la creadora alemana, su compañía, la Tanztheater Wuppertal, tras un largo período de verdadera inestabilidad, parece decidida a intensificar la visibilidad de la obra legada por Pina, y al mismo tiempo, reinventarse como colectivo del siglo XXI.
Sin embargo, muchos de los bailarines históricos ya no están. Algunos emigraron en búsqueda de nuevos horizontes, ante el clima tenso que se vivía internamente, otros se jubilaron. Su ausencia es una de las señales más notorias de los cambios y vaivenes ocurridos puertas adentro, donde se han vivido tiempos muy complicados.
El dilema se produjo entre dos posibilidades: continuar como compañía manteniendo vivo el amplio repertorio de Pina o reinventarse y abrirse a nuevas creaciones convocando coreógrafos a montar nuevos trabajos.
Éste último fue el intento de Adolphe Binder (de Rumania), que fue nombrada intendente y directora artística en mayo de 2017. Ella era la primera ajena a la compañía en llegar a la dirección, que, en menos de una década había tenido tres directores artísticos distintos, todos cercanos a Pina: Dominique Mercy (su bailarín fetiche), Robert Sturm y Lutz Förster. Casi todos fracasaron, principalmente, porque, sin la que fuera su “alma mater”, la compañía avanzaba sin un rumbo claro.
Adolphe Binder invitó, acertadamente, al coreógrafo griego de moda, Dimitris Papaioannou, que estrenó en 2019 “Since She”, con un éxito de público y crítica por su deslumbrante belleza poética y luego al creador sueco Alan Lucien Oyen que estrenó “Bonvoyage, Bob” en 2020. Se trataba no solamente de las dos primeras piezas no firmadas por Pina en los 45 años de labor creativa, sino también del primer intento serio de reconducir al colectivo de artistas alemanes después de su muerte en 2009. Pero las diferencias entre Binder y el cuadro directivo de la compañía propiciaron su drástico despido en Julio de 2020.
La nueva propuesta para las próximas temporadas, optaría por un balance entre repertorio y creación, bajo la óptica de Bettina Wagner-Bergelt, nueva directora artística, que pone el acento en el legado de Pina sin renunciar del todo a las nuevas creaciones.
Otro factor relevante que generó tensión en la compañía, fueron decisiones erráticas tomadas desde la Fundación Pina Bausch, que está vendiendo las obras de la creadorsa a otras compañías, algo que Pina, muy celosa de su trabajo, nunca permitió. Esta fundación es dirigida por su hijo único, heredero de todo su legado, Salomon Bausch, fruto de su relación con el artista y escritor alemán-chileno Ronald Kay con quien compartió su vida desde 1980 hasta su muerte en 2009.
En un Comunicado de Prensa de Noviembre de 2020, se presentó el Programa de eventos del “Centro Pina Bausch”, una obra convenida entre autoridades de la ciudad de Wuppertal, Salomon Bausch y la flamante Directora Artística del Tanztheater Wuppertal Bettina Wagner-Bergelt.
El “Centro Pina Bausch (en construcción)” fue concebido como un modo de brindar nuevos espacios para el arte y la danza en el siglo XXI, con una oferta variada de actividades para estos momentos de Pandemia y aislamiento, arraigado en Wuppertal pero fuertemente conectado con organizaciones de todo el mundo. Con la invitación de artistas internacionales, bailarines, investigadores pretenden encontrar nuevas formas de unión y acción colectiva.
“Las preguntas nunca se detienen, y la búsqueda nunca se detiene. Hay algo infinito en eso, y eso es lo maravilloso que tiene.”
Pina Bausch nos legó una visión del mundo más humana y espiritual, demostrando que se puede transformar el dolor en una propuesta estética provocadora.
Recuperó el lenguaje cotidiano, permitiendo que el contenido social, histórico y filosófico pueda ser expresado a través de la dramaturgia personal de cada artista/creador.
A más de diez años de su desaparición física, el legado de Pina, aún permanece vivo entre nosotros y nos permite seguir creyendo que “hasta una caricia puede ser una danza.”
Sobre la autora:
Bailarina, actriz, coreógrafa, docente e investigadora de La Rioja-Argentina.
Profesora Nacional de Danza recibida en 1991 en el Instituto Superior del Profesorado de
Arte y Comunicación de La Rioja. Abanderada de la Bandera Nacional.
Licenciada en Arte Escénico- Mención Teatro recibida en 2016 en la Universidad Nacional de
La Rioja. Abanderada de la Bandera de La Rioja.
Co-fundadora, Co-Directora y Docente del espacio artístico-educativo independiente Centro
Pro-Danza de La Rioja (desde el año 1991), la Compañía PosDanza (desde el año 2000) y el
Espacio de Investigación Artística (desde el año 2014) elencos con los cuales ha producido y
dirigido numerosas obras en eventos y festivales provinciales, nacionales y latinoamericanos,
recibiendo importantes premios y reconocimientos.
Docente de los espacios curriculares de Teoría General de la Danza, Producción y Dirección
Escénica y Taller Coreográfico en el Instituto Superior del Profesorado de Arte y
Comunicación de La Rioja (desde 1993 a la fecha)
Desde 2018 es Co-Directora de la Compañía de Danzas del Instituto Superior del Profesorado
de Arte y Comunicación “Mario Alberto Crulcich” de La Rioja.
Realizó estudios y perfeccionamiento en el país y el exterior con maestros de reconocida
trayectoria. Representó a la Argentina en el DanceWEB 98 – Programa Internacional de Becas
de Danza Contemporánea en Viena (Austria), merced a una beca otorgada por la Comunidad
Europea donde se perfeccionó en Danza Contemporánea y Teatro-Danza con importantes
personalidades de la escena mundial.
En el año 2009 recibió la Beca de Estudio y/o Prefeccionamiento del Instituto Nacional del
Teatro y en 2018 recibió la Beca para Creación del Fondo Nacional de las Artes.
Integró el equipo de investigación del proyecto: La imaginería femenina de lo trágico. Un
estudio sobre el cuerpo en la Danza y el Teatro 2000/2015 (Universidad Nacional de La Rioja)
como ayudante egresada.
Fue invitada a participar como Jurado de diversos eventos artísticos en la provincia desde el
año 2003 hasta la fecha.
Ha producido, dirigido e interpretado una numerosa cantidad de obras de Danza y Danza-
Teatro con las cuales recibió premios y distinciones personales a nivel Provincial, Nacional y Latinoamericano.