Producciones escritas ganadoras de Feria de la Danza: El mover presente. Una mirada sobre la obra “El eterno retorno”. Por Lucía Saleh.

Durante el mes de diciembre del 2020, el Gobierno de La Rioja, a través del Ministerio de Turismo y Culturas y la Secretaría de Culturas, realizó una convocatoria abierta para participar de la 2da Edición de la Feria de la Danza “Expresión de identidades”.

La Feria de la Danza está pensada como un espacio de participación y encuentro, donde la capacitación y promoción de la danza en todas sus expresiones es el objetivo. Trabajadores y trabajadoras independientes, colectivos, organizaciones y agrupaciones del ámbito de la danza riojana participan de los diferentes encuentros y actividades. Una de las convocatorias de esta Feria fue “Producciones Escritas”, la cual apuntaba a reconocer la escritura circunscrita al campo de la danza, considerando diversas naturalezas de presentación como: poética ensayística, investigación en artes, investigación creación, investigación poética, poesía visual, crítica, comunicación y afines.

El jurado a cargo de la evaluación de las obras presentadas estuvo compuesto por Miriam Corzi, Nicolás Vera y Bruno Van Assche.

Durante el mes de marzo y abril compartiremos estas producciones, en esta oportunidad tendremos el agrado de leer El mover presente. Una mirada sobre la obra “El eterno retorno”. Por Lucía Saleh.

 El mover presente: Una mirada sobre la obra “El eterno retorno”. Por: Lucía Saleh

Se estrenó el 13 de septiembre de 2019, durante la primera Feria de La Danza organizada por la Secretaría de Culturas de La Rioja, la obra “El Eterno Retorno” que conformaría la labor más compleja y comprometida de la compañía Danza Escénica Riojana, hasta ese momento. La Compañía tenia como director a Marcos Ormeño y sus intérpretes son: Haiek Palacios Xiomara, Gutiérrez Ramos Daniela, Aballay Guardia Melisa, Calligaro Belén, Moya Candela Sofía, Fuentes Vega Sofía, Pintor Axel, Zapata Claudio, Capdevilla Santiago, Cabrera Mauricio, De La Rosa Nahir y Acevedo Nieto Cristian.

Con ritual mandálico se anuncia la entrada a esta obra. En la metáfora circular se encuentran los ejes que inspiran el mover de la Compañía Danza Escénica Riojana, conversando con el espectador sobre los hilos en los que pende el tiempo y el espacio, esto advierte una gran característica: un necesario público activo.

El Eterno Retorno es un concepto interpretado alrededor del mundo, pero que siempre remonta sobre un aspecto cronológico basado en la infinitud de los hechos: todo en el universo termina con un inicio. En esta obra no sólo se destaca esa vuelta del universo en las figuras de los cuerpos, sino en la visualización escénica de la eternidad como un todo que acontece y se manifiesta al mismo tiempo porque sólo existe el presente, no hay pasado ni futuro.

Los cuerpos en escena se lanzan al presente, no muestran resistencia al acontecer. Dado de este modo, su danza se basa en habitar el mundo ocupando el espacio que ocuparon y que volverán a ocupar. La danza de la pesadez, es la que invoca el ahora en contraposición a la liviandad que podría representar el pensamiento y eso, por lo tanto, invocar el desapego a la eternidad, porque la subjetividad del pensar muestra posibilidades de virar el rumbo. En un eterno retorno el rumbo no vira, el cuerpo existe.

La materia que se apega a la densidad y la pesadez también atrapa el concepto de gravedad, esa necesidad de los cuerpos de magnetizarse para mantener el equilibrio, es una danza que toma toda la potencialidad antes que suceda, el movimiento es guiado por una incertidumbre, como si de una caída infinita se tratara.

Muchos artistas han tomado el círculo como manifestación de la eternidad y, aunque en esta obra no esté profundamente marcada la circularidad, más allá de una secuencia de danza mandala, existe un vaivén en los movimientos donde todo parece no tener final, o más bien, donde nada parece tener un inicio. Este vaivén pintado en los cuerpos, no solo en la figura grupal, trata de visualizar una huella: intérpretes que se mueven una y otra vez por la misma zona, tal cual se vería una caminata en círculos. La temporalidad al ser infinita y sólo manifestarse en el ahora pinta un circulo plano que carece de profundidad, una exploración destacable para la danza de esta obra. Lo plano sólo cuenta una historia que vuelve a repetirse, un cuerpo que vuelve a habitar el mismo mundo, un movimiento que se repite, lo que será intocable es la renovación de los sentimientos, así comienza el juego con el espectador con una pregunta simple ¿Cuántas veces puede caer el cuerpo sin sentir dolor?.

La danza puede ser un lenguaje complicado a la hora de aplicar una explicación, básicamente porque una evocación a la danza debe pasar por la aproximación de la lengua oral o escrita, es decir, el pensamiento. El pensar y danzar pueden estar muy alejados en ciertas ocasiones ya que sus canales de transmisión hacen que uno se engulla al otro. La poesía es una expresión que también porta la carga del pensamiento y la concreción de lo carnal. La danza puede ser tranquilamente como una expresión poética que cuando intenta ser explicada pierde su conexión inicial con lo sensible. Los recursos de El Eterno Retorno visualizan las figuras que podrían colocarse en las estrofas de una poesía comenzando por su característica principal de la repetición. Desde el uso de la repetición en el nacimiento de la danza moderna ha sido eficazmente provocadora de incomodidad. En este caso el incomodar se vuelve pregunta, la constante pregunta sobre un posible final que vuelve a iniciar. Se puede coincidir en que muchas partes de los movimientos son una metáfora, pero considero que la obra desafía aún más, donde todas las metáforas se conectan y crean una gran alegoría. Respecto al arte coreográfico se pueden encontrar pequeños movimientos que podrían transcribirse en versos con la carga de aliteración, oxímoron, paralelismo, antítesis o preguntas retóricas. Una danza que desemboca en la casa del ser, lo inmanente.

El vestuario formará buena parte del arte que ejecuta la compañía. La elección de la vestimenta crea la no distinción, la no identificación. Un público que aprecia desconocidamente y por primera vez solo advierte cuerpos danzantes sin género. No hay una importancia de roles o jerarquización de los mismos, ejecutan alusiones a representar diferentes identidades sólo para romperlas.

La desnudez es la que termina por aniquilar la importancia de roles que antes importarían en una escena tradicional. Desnudarse manifiesta desamparo y vulnerabilidad, precisamente, el lugar donde en totalidad nos encontramos, nos encontramos bailarines y espectadores, la humanidad entera que se rinde a un solo hecho: el cuerpo que habita. Desidentificar y desjerarquizar llevan el enfoque a la energía del mover, esa energía que lleva girando infinitamente.

La danza con su dificultad para aunar con la lengua, no puede correr el riesgo de dejarse matar por la palabra. La enorme decisión de poner en énfasis un discurso que no lo es en la boca de bailarines, finalmente, obtiene lo que busca con sus demás herramientas, puesto que activa al público a la escucha, pero lo único que el público escuchará son sus propios pensamientos y los movimientos de los cuerpos.

El no discurso también es todos los discursos, todos los idiomas, todas las creencias, todas las personas son esa misma acumulación de hechos presentes.

El Eterno Retorno es una obra que respira como un gran ser vivo, con paciencia, con pánico, con alegría, pero que respira acompasado como una sucesión de latidos que se perciben como una sola entidad. Es armónico e imponente en su presencia visual, no corre muchos riesgos lumínicos, pero alcanzan y apuntan a enfocar la danza de la eternidad. El mover como acción causante de otras acciones, como potencialidad, es el presente. La obra trama el mover presente porque la danza misma es aquel momento en que un estado cambia de forma hacia otro estado, no sólo físico sino mental. No hablamos de movimiento porque movimiento carga como un objeto, como núcleo de una oración, como una palabra clasificada de sustantivo. Hablamos del mover, ese constante cambio que no se detiene y que describen a la danza como el presente, se escapa de las manos, pero está en nuestro cuerpo.

La que es eterna es la pregunta ¿Una obra sin final o una obra sin principio?. Encuentro que su mensaje corporal está suscrito en esa repetición temporal general. El hecho se repite, pero el sentir se renueva.

Sobre la autora.

Lucía Saleh nació en 1993 en la ciudad de San Miguel de Tucumán, es una artista de ascendencia árabe-musulmana, estudiante de la carrera de Lic. en Letras y la Lic. en Arte Escénico Mención Danza. Es escritora, comunicadora e investigadora interesada en la danza y el cine. Activista feminista y activista por los derechos de los trabajadores de la danza.

Desde temprana edad comienza su formación en danzas orientales, ya en La Rioja continuó su formación en Danza del Vientre Oriental y Danzas Folclóricas Orientales.

En 2011 recibe el título de “Bailarina Profesional de Danza del Vientre y Folclore Árabe”, y en 2017 obtiene la certificación oficial en estudios de Danzas Populares y Folklóricas Orientales.

Desde 2018 forma parte de la compañía de danza “Stellar Kinesis” perteneciente al Festival OPA! FEST, reconocido como el más importante a nivel latinoamericano en Danza del Vientre Fusión Tribal. Es Actualmente la principal maestra dedicada a la danza del vientre tribal fusión en La Rioja.

Foto: Natalia Díaz.

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