Durante el mes de diciembre del 2020, el Gobierno de La Rioja, a través del Ministerio de Turismo y Culturas y la Secretaría de Culturas, realizó una convocatoria abierta para participar de la 2da Edición de la Feria de la Danza “Expresión de identidades”.
La Feria de la Danza está pensada como un espacio de participación y encuentro, donde la capacitación y promoción de la danza en todas sus expresiones es el objetivo. Trabajadores y trabajadoras independientes, colectivos, organizaciones y agrupaciones del ámbito de la danza riojana participan de los diferentes encuentros y actividades. Una de las convocatorias de esta Feria fue “Producciones Escritas”, la cual apuntaba a reconocer la escritura circunscrita al campo de la danza, considerando diversas naturalezas de presentación como: poética ensayística, investigación en artes, investigación creación, investigación poética, poesía visual, crítica, comunicación y afines.
El jurado a cargo de la evaluación de las obras presentadas estuvo compuesto por Miriam Corzi, Nicolás Vera y Bruno Van Assche.
Durante el mes de marzo y abril compartiremos estas producciones, en esta oportunidad tendremos el agrado de leer “Los Vigías. De la poesía a la danza-teatro”, de Mario Danna.
“Los Vigías. De la poesía a la danza-teatro.”
Por Mario Danna.
Un reconocido comunicador radial, Arnoldo Pérez Wat, dice que “la vida se nos manifiesta primero por medio de la poesía, antes que revelarse por la realidad misma”. Esta reflexión se hizo concreta en la obra de Danza-Teatro “Los Vigías”, creada en el año 2019 para la Compañía PosDanza (1), ya que se convirtió en puente entre la poesía y la realidad. La poesía vino de la mano del poeta riojano Ramón Guerrero (2), quien, en su fascinante libro “Vigías del páramo” (2006), nos invita a entender el mensaje de la sangre del hombre que habita el interior del interior.
El medio que puso en nuestras manos fue su extraordinaria metáfora, a través de la cual nos trasladó, retóricamente, a la realidad de ese impávido habitante del erial. El poeta dirá que solo el lenguaje del árbol, de la greda, del pájaro, del cerro, de la soledad, del hambre, de la sed, del silencio, de la piedra, desplegará su acervo cotidiano para alumbrar su paupérrima existencia, y son el único abrigo de quienes habitan el interior olvidado de nuestras raíces.
Su metáfora nos abrió la puerta hacia un universo mágico en el que el hombre se transforma en paisaje, escapa al tiempo, se funde en un crisol de olvidos y frustraciones, no sin antes lanzar a nuestra conciencia un sinfín de interrogantes.
Reflexiona el poeta: cada lugar que habitamos es paisaje, color, aroma, fascinación y misterio. En él, late la vida y yace el silencio de la muerte. Entre ambos, la existencia.
Re-corriendo una vez más el sendero de la metáfora que nos llevó por primera vez a convertir la poesía en acto escénico con la obra “Surcos de soledad”, inspirada en poemas del mismo autor, enmarcada en el género de Danza-Teatro, que fuera presentada en el año 2010 y se convertiría en uno de los más importantes trabajos de la Compañía Posdanza, “Los vigías” se construyó como una maravillosa oportunidad de volver a encontrar vestigios de la mística de nuestros paisajes, sonidos y colores de esos personajes escondidos entre sus versos, que claman por no ser olvidados.
Así como el poeta, entretejiendo palabras y silencios, nos ilumina como un candelabro en la senda de nuestro andar, el coreógrafo busca componer entre luces y sombras, la magia de cuerpos en movimiento, caídas y elevaciones, gestos y respiración, generando una nueva experiencia dialéctica entre poesía y danza.
Como el agua que atraviesa las grietas de las vertientes, los cuerpos se atreven a desafiar el espacio-tiempo en el que se encuentran sumergidos y son capaces de llenar los vacíos con su existencia. Cada uno de los doce momentos que componen esta pieza escénica, fueron gestados como un audaz acto poético, en el que nos atrevimos desde el movimiento, el gesto, el sonido, el espacio, el silencio, la materialidad corroída por el tiempo y la humanidad prodigiosa de ocho almas, a desentrañar lo inefable, a tratar de convertirnos en alquimistas de poesía e imagen.
Cada uno de esos doce momentos, fueron la concreción del misterio revelado en horas de solitaria búsqueda creativa y el agotador intento de sublimes artistas, que dejaron su sudor corpóreo y virtud, en pos de traducir el verbo en movimiento.
Cada uno de los doce momentos fueron la rendija que nos permitió espiar el latir del hachero, la furia del rumiante, a la mujer de las taperas, al niño jugando con su sombra en el salitre, el vaivén penitente del cosechero, a los pétreos habitantes del páramo, a los enamorados cargando sus penas en cada una de sus vertebras, el rugir del viento, las heridas de la tierra, el bramido lejano de un suspiro de guagüita, la melodía del agua atravesando las piedras y el llanto de las ramas.
Cada uno de esos doce momentos, fueron también el intento de navegar mar adentro y bucear en los rincones más profundos del corazón, tratando de estampar en cada gesto, en cada nota, en cada silencio, en cada destello, en cada sombra la huella del asumirnos como somos, aunque duela. En la metáfora del poeta y en el andar de los cuerpos, descubrimos que los vigías, hombres y mujeres que pueblan el erial, son la voz de “quienes se atreven al páramo” y “sobreviven al espanto en el exilio de sus abatimientos.”
1- La Compañía PosDanza es la 1° compañía independiente de danza creada en La Rioja-Argentina por el Centro ProDanza. La obra de Danza-Teatro “Los Vigías” fue creada y escrita por Mario Danna y dirigida por Adriana Nazareno y Mario Danna en 2019.
2- Ramón Guerrero es un poeta autodidacta nacido en La Rioja. el 1 de octubre de 1955. Publicó varios libros de poesía y cuentos breves que participaron en antologías nacionales y obtuvieron importantes premios.
Los Vigías, es una pieza escénica inspirada en “Vigías del páramo” del poeta riojano Ramón Guerrero, que estrenó la Compañía PosDanza en 2019 con Puesta en Escena y Dirección de Adriana Nazareno y Mario Danna. El poeta, en su fascinante obra, nos invita a entender el mensaje de la sangre del ser que habita el interior del interior, nos abrió la puerta hacia ese universo mágico en el que el hombre se transforma en paisaje, escapa al tiempo, se funde en un crisol de olvidos y frustraciones, no sin antes lanzar a nuestra conciencia un atado de interrogantes. A partir de su metáfora, construimos esta pieza escénica de Danza-Teatro en la que buscamos componer entre luces y sombras, la magia de cuerpos en movimiento, caídas y elevaciones, gestos y respiración, generando una nueva experiencia dialéctica entre poesía y danza.
Mario Sergio Danna nació en la ciudad de La Rioja en 1966, se formó en la Escuela Técnica ENET N°2 como Técnico Electromecánico y se graduó en la Universidad Nacional Córdoba como Ingeniero Mecánico Aeronáutico.
De manera autodidacta, se dedica a la investigación y el análisis de obras de Danza-Teatro, cumpliendo el rol de Dramaturgo, director teatral y técnico de la Sala del Centro Pro-Danza de La Rioja, desde 1991 hasta la fecha, siendo responsable del diseño, montaje, operación técnica de sonido e iluminación.
A partir del año 1998, comenzó a trabajar en el género Danza-Teatro desde la creación, la dramaturgia, la técnica y el montaje de obras para el Centro Pro-Danza, la Compañía PosDanza y el Espacio de Investigación Artística.
Presentó obras de su autoría en todas las Fiestas Provinciales del Teatro (de manera ininterrumpida desde el 2000 hasta el 2016), obteniendo los primeros lugares y la posibilidad de participar con quince obras en los Encuentros Regionales y en seis Fiestas Nacionales.
Recibió menciones especiales de diferentes jurados por puesta en escena, dirección, diseño de iluminación y escenografía.
Actualmente es docente de la Licenciatura en Arte Escénico de la Universidad Nacional de La Rioja en la cátedra de Escenografía y Luminotecnia.