Cada 23 de septiembre, desde 1990, se celebra el Día de las Bibliotecas Populares por decreto 1.935 en recuerdo del día de promulgación de la Ley N° 419 en el año 1870. Desde la Secretaría de Culturas, quisimos recordar este día reivindicando el rol y labor de las bibliotecas populares de la provincia. Conversamos con Verónica Varas, directora de Museos, Archivos y Bienes Patrimoniales Inmuebles de la Secretaría de Culturas; Marcela Mercado Luna, referente de CONABIP; Osvaldo Miranda, representante de la Biblioteca Popular “Ciudad de Los Naranjos”; y Angélica Maza y Fernández, encargada de la Biblioteca Popular Sarmiento, de Olta.
En nuestra provincia, entre bibliotecas populares y municipales, se cuenta con un total aproximado de cuarenta bibliotecas. “Se está generando una red de trabajo, con reuniones y presentaciones de propuestas para poder ayudar con el funcionamiento activo de las distintas bibliotecas” explica Verónica Vargas.
Desde la Secretaría de Culturas, se marca una línea de gestión totalmente desarrollada en el acompañamiento y fortalecimiento de las bibliotecas populares. Verónica cuenta que se está acompañando a las distintas instituciones en todo lo administrativo, “en esta situación de pandemia, se les complica lo que es conseguir y actualizar personerías jurídicas y demás, entonces nosotros nos estamos poniendo a su disposición con recursos humanos y herramientas para ayudarlos”.
Vargas sostiene que, a partir del trabajo conjunto, se comenzó a vislumbrar un poco más el rol que cumplen las bibliotecas populares en las comunidades como centros culturales. “se las tiene nuevamente de protagonistas en este contexto de pandemia”, dice, y pone de ejemplo los casos de las bibliotecas de Los Molinos o Guandacol, en donde se las toma de referencia para alumnos, alumnas y sus estudios como puntos de encuentro para poder hacer nuestra cultura.
En su experiencia en la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, Marcela Mercado Luna explica que las Bibliotecas cumplen un rol social muy importante en la comunidad, “son instituciones democratizadoras del conocimiento en general y también del disfrute de la lectura y del acceso a la conectividad”, indica, sumando que no hay que olvidar que la Argentina es el único país en el mundo donde existen las bibliotecas populares, “(…) en otros países existen las bibliotecas públicas, que aquí también hay, pero las que realmente funcionan y están actualizadas son las bibliotecas populares, siempre y cuando, estén regularizadas por la Comisión”, explica.
Vargas, además, destaca el trabajo y labor de todas las bibliotecas en tanto al empeño que ponen a sortear tantos inconvenientes que se pueden producir. “hay muchos jóvenes que se están acercando a las bibliotecas, que están trabajando por reabrir algunas que están cerradas, como es en el caso de Olta, Guandacol y Vinchina, donde sus bibliotecas tenían las puertas cerradas y grupos de jóvenes las están reabriendo”.
Las bibliotecas y la pandemia
Pese al contexto de pandemia, las distintas bibliotecas continúan desarrollando una inmensa labor generando propuestas a través de los recursos disponibles y, sobre todo, sus redes sociales; en el caso de las del interior provincial, también lo hacen volviéndose sedes de conectividad y educación. En relación a esto, Vargas explica que desde la Secretaría se propuso apostar a la capacitación y actualización del personal de bibliotecas populares, municipales y escolares, es por eso que durante todos estos meses pasados y por venir, se presentaron distintas propuestas de actividades, talleres y capacitaciones virtuales destinadas, principalmente, a bibliotecarios, archiveros y personas afines. “La importancia de las bibliotecas reside en que son un polo atractivo de la comunidad en sí, un polo difusor de actividad, un polo de encuentro, de poder estar y encontrarse con las personas, las letras, los libros y material bibliográfico que permiten afianzarnos en lo intelectual, lo ciudadano y en nuestra libertad”.
Por su parte, Mercado Luna indica que la mayoría de las bibliotecas funciona con personal de la administración pública ya sea provincial o municipal, así que se fueron adhiriendo a las fases que la cuarentena establecía. En la capital, prácticamente, ninguna pudo abrir sus puertas. “La pandemia afectó mucho, se paró el trabajo de ordenamiento y clasificación que en una biblioteca es constante, se dejaron de cobrar las cuotas societarias y lo más triste, se distanciaron del público lector, especialmente en la capital y en los departamentos que restringieron la circulación”.
Osvaldo Miranda, en su experiencia en Bibliotecas Populares, lamenta que la pandemia haya afectado de tal manera. “Hoy un espacio vacío y desolado. No hay apoyo escolar y el colegio secundario esta desolado. Es decir, falta motivación”, dice, y destaca que se pudieron acordar algunas acciones con la CoNaBiP, y tuvieron la posibilidad de poder realizar capacitaciones virtuales, como así también sumar unos doscientos libros a su inventario.
A pesar de la pandemia, la Biblioteca Popular Sarmiento junto al Centro de Animación Sociocultural de Loma Blanca, continúa de manera virtual con el taller de música abierto a todo el público, dónde se enseña a leer partituras, canto y a tocar instrumentos como la guitarra, el bajo, órgano y violín. También cuentan con un taller de teatro y de dibujo, “todas las actividades pueden ser disfrutadas por toda la comunidad, desde pequeños y pequeñas del jardín de infantes, hasta quienes necesiten un espacio para estudiar, por ejemplo, es posible coordinar horarios para estar a disposición”, cuenta su encargada Angélica Maza y Fernández.
Desde el interior de una biblioteca popular
Maza y Fernández es docente y está a cargo de la Biblioteca Popular Sarmiento de Olta, la cabecera del Departamento General Belgrano. Esta biblioteca cuenta con un inmenso inventario, y nació en el 1900 aproximadamente. Angélica no puede afirmar la fecha exacta de fundación, ya que no se pudieron encontrar archivos que lo determinen, solo hallaron algunos que datan del año 1902, donde quedaron asentadas algunas reuniones de la comisión directiva. Para ella, una biblioteca popular “es un lugar abierto a la comunidad para adquirir información, para estudiar, para intercambiar conocimientos, un medio para brindar actividades socio-cultural para toda la población”.
Para Angélica trabajar en una biblioteca popular resulta un desafío, “debemos ser capaces de proponer actividades que genere interés en las personas, teniendo en cuenta que estamos en una era donde los libros, con los avances de los medios y soportes digitales, pierde terreno, pero no vigencia”.
Con lamento, indica que siente que mucha gente no aprovecha el espacio, “la comunidad no tiene en claro la cuestión de pertenencia que puede tener un ciudadano y ciudadana hacia la biblioteca, hay algunas personas más grandes que la resignifican, pero siento que no se le da el valor patrimonial que realmente tiene la biblioteca del pueblo. Para mí la biblioteca significa un espacio de resistencia, de lucha, de sueños y de cobijo”.
Otra de las Bibliotecas Populares reconocida a nivel provincial y nacional es la Biblioteca “Ciudad de los Naranjos”, próxima a cumplir sus quince años en noviembre. Fue creada por vecinos de los Barrios Mis Montañas y Faldeo del Velazco Sur, está constituida en una ONG sin fines de lucro con personería jurídica. El nombre fue basado en el libro del recordado doctor Ricardo Mercado Luna. Osvaldo Miranda, su encargado, explica que la tarea ha sido ardua a lo largo de estos años en lo que respecta a la promoción de la lectura, “somos conscientes de lo avanzado que estamos en la temática digital y un retroceso del uso del material físico, como es el libro”, indica, y destaca que obviamente se fueron adaptando a las épocas y ofreciendo los libros en papel y opciones de consulta de libros digitales.
Miranda agrega también que no esperan grandes aglomeraciones de lectores, pero continúan fuertemente haciendo su tarea, “hemos tenido bajas y altas en los voluntarios para esta tarea desde los comienzos, algunas veces cuesta armar una comisión directiva. Pero lo importante es no decaer”.
La CoNaBiP en La Rioja
Esta entidad, cumpliendo 150 años fue creada por una ley de Domingo Faustino Sarmiento, cuando era presidente de la Nación y cumple el rol de proteger, acompañar, ayudar económicamente, proveer de bibliografía a las Bibliotecas Populares. En su rol de referente, Mercado Luna explica que este organismo facilita, crea el lazo, ayuda y asesora.
Concretamente, la CoNaBiP apoya con distintas líneas de subsidios. Una línea básica, que reciben todas las bibliotecas que están reconocidas y con alta de beneficiario al día, es la del subsidio para gastos corrientes. Se trata de una subvención anual que tiene que rendirse en tiempo y forma, y debe ser empleada para gastos de funcionamiento. Además, mediante la presentación de proyectos, se puede acceder a varias líneas de ayuda específica, como compra de mobiliario, refacción edilicia, adquisición de elementos de informática, conectividad, etc. Asimismo, las bibliotecas pueden solicitar capacitaciones y financiamiento para programas de promoción de lectura u otros como los denominados “Por más Lectores”, “Información Ciudadana” y muchos más que va lanzando cada año esta Comisión que depende de Cultura de la Nación.
En este sentido, Mercado Luna explica que el mayor problema que atraviesan las Bibliotecas Populares es la dificultad para cumplir con los requisitos solicitados por personería jurídica. En general, la gente que se acerca a una biblioteca y que está dispuesta a generar acciones culturales, se desalienta cuando descubre que tiene un largo camino de trámites administrativos y burocráticos por cumplir, así, dejan vencer los mandatos, pierden la personería, y pierden también los beneficios de la CoNaBiP. “El otro problema es la falta de profesionales en bibliotecología”, agrega. Por lo que queda una tarea pendiente y un espacio importante de trabajo que se debe ocupar para poder avanzar.
De la mano de la Ley
Para finalizar y a modo de reflexión, Miranda, agrega que su proyecto, que le ha dado mucha satisfacción, es poder editar 6 libros desde la Biblioteca bajo la Ley del Libro de la Provincia, muchos de ellos en formato de concurso y otros con invitaciones de temáticas relatos cortos, cuentos, microcuentos, poesía, textos académicos y ensayos. La mayoría de los autores fueron jóvenes que cursaban el secundario y otros jóvenes que ya se dedicaban a la escritura y nunca habían publicado. Los libros editados se compartieron con los escritores y también se distribuyeron en Bibliotecas Populares y de Colegios.